lunes, 25 de enero de 2016

Hace tanto tiempo...


Ahora que me pongo a escribir y me siento en la cama, recuerdo como te buscaba a tientas, a oscuras y con la sonrisa por bandera, entre mis sabanas. Recuerdo esos golpes tontos, antes con una sonrisa de felicidad, hoy con una de nostalgia.
Muchas veces las paredes me miran y me preguntan que ha sido de ti, hace mucho que no te desnudas frente a ellas. Otras veces, la almohada se alía con el colchón y con un sicario llamado sabanas, para susurrarme a la cara que, al igual que yo, te han rozado cada centímetro del cuerpo. Yo les echo en cara que de mi parte tengo a la cabeza, quien me ayuda a mantener vivo cada detalle, además sabe al igual que yo que todos ellos pecan de sabios. (Creen que ella es la única chica a la que mis manos han recorrido, creen que lo saben todo de mi por el hecho de contemplarme cuando duermo, pero no es así, he pasado por unos cuantos cuerpos más, lo único que ninguno como el tuyo. Ninguno está a la altura de tus lunares, de tus pupilas, de tus manos, de tu sonrisa, de tus lágrimas... ninguno se deja besar como el tuyo...)

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