domingo, 22 de enero de 2017

viernes, 20 de enero de 2017

Arjé, arché, arqué, arkhé, principio, fuente, origen.

No hay principio ni final, sólo lo que quieras ir contando...
Una vez más nos vemos las caras. Principio y final, vida y muerte (¿o quizá sea al revés?).
Me vuelve a pasar lo mismo que casi todos estos días, no puedo escribir. Y es gracioso, porque en los momentos en los cuales tengo la mente despejada de nubarrones amenazantes de alcohol, es cuando más me apetece escribir pero menos puedo. Si te digo la verdad, parcialmente nublada si que está, pero es una noche despejada la que hay en mi cabeza. Se ven las estrellas prácticamente en su totalidad. Todo pinta tan bien desde ahí fuera ¿verdad? Las torres, murallas y ventanas parecen tan enteras... Se hace llamar mente, la muralla digo, y joder, en días de lluvia se derrumba prácticamente en su totalidad al igual que en días de heladas se congela. Pero a pesar de todo esto, siempre se levanta y vuelve a su puesto, no se rinde jamás. (Aunque te advierto que un día de estos no se va a levantar del suelo y, no por haberla derrotado, sino porque no le dará la gana.) sé que llegará un día en que se canse y diga hasta aquí hemos llegado, ni la poesía, ni las palabras bonitas ni los besos en el cuello me van a salvar, lo siento mucho, pero abandono.
No hay principio ni final, sólo lo que quieras ir contando...



viernes, 13 de enero de 2017

La retirada.

Nadie sabe nada. Ninguno de nosotros sabemos lo que somos,  ni si quiera sabemos dónde vamos. Estamos sin rumbo,  somos cuerpos con cabeza, alma y prejuicios. Llenos de ira, miedos,  pero sobretodo de desidia. No tenemos ganas de nada,  ni de comernos si quiera.  Estamos agotados de tanta mierda, repletos de información dudosa, que al fin y al cabo,  nos desinforma. Lo queremos todo al instante,  sin pelos ni señales. Inventamos la ley del segundo,  esa con la que cada acto tiene una consecuencia. Inmediata, imperfecta y repleta de basura redundante e incoherente. Como todos los escritos,  como todos los pensamientos,  como cada cimiento, como cada gerundio. Y furibundo es como me siento, sentado en medio de medio mundo viendo fútbol, cobrando millones cada ser inmundo,  mientras otros,  moribundos se dejan las costillas en alguna foto de algún periodista que busca la exclusiva en cualquier revista.

lunes, 2 de enero de 2017

El país de las maravillas.

Descubriendo a ratos cómo es el mundo, a veces desolador, a veces abrumador, reflexivo, descorazonador, destructivo, solitariamente repleto de cuerpos, miradas, sonrisas, sorpresas y a veces de muerte, pero sobretodo de vida. A veces el mundo te devuelve la sonrisa, otras te da la espalda. A veces las estrellas salen, brillan y se apagan.
Algunas veces, el sobresalto dura un segundo,  otras la reflexión se alarga hasta el último rayo de sol. Muchas veces, una mirada perdida se encuentra con otra que busca ,perdidamente , encontrar otra. Farolas deslumbran una noche desoladora, con cierto toque de nostalgia y de cariño agridulce. (Me gusta mucho ese adjetivo, agridulce. Encaja donde quiera que lo metas.)
Sabor amargo de cerveza a media mañana, para afrontar el día.
Haciendo balance de este año, con cuidado de no vencer la balanza a favor de lo negativo.
Que no nos gane la batalla el pesimismo, que no nos derrote la indiferencia. Aguantemos el tipo estoicamente, disfrutando de aquello que venga tal y como venga.
Requisito obligatorio, devolver siempre la sonrisa.
Tristemente feliz, abrumadoramente solitario, jodidamente jodido.
Pidiendo ayuda a silencio pelao', desgañitando los oídos del resto.
Acariciando la pared con el puño cerrado, amenazando con suaves caricias al muro de la adversidad.
Cansado de todo y nada a la vez. 
Inexpresivo, ausente e incluso algo destrozado por dentro.
Pequeño gran derrumbamiento interno, ni las vigas de refuerzo consiguen mantenerme en pie. Habrá que reconstruirse desde los cimientos.
Haciendo un llamamiento a una cuadrilla de cuerpos, con su casco arnés y bocata en mano.
Comenzando la obra corpórea.



Cerrado por reformas.