Eso es.
Somos el medio por el que se manifiesta lo transparente. No sé si será gracias al lenguaje o si el lenguaje no hace más que dejarlo patente.
No sé cómo lo hemos hecho, si nos eligieron o si surgió de repente. No lo sé, pero somos la pantalla en la que se ve lo transparente. A veces está distorsionado,
a veces no se entiende,
pero así al menos se sabe
que está presente.
Es eso y no otra cosa
lo que debería preocupar a la gente, lo que habría que estudiar
para entenderlo completamente.
Eso es.
Por eso la poesía a veces duele. No porque hable de amores perdidos o de la muerte,
sino porque habla de cosas que creemos atrapar pero que aún se nos resbalan y se pierden, porque nos invita a creer,
pero aún le falta una prueba concluyente, el verso que se pueda ver
aunque todas sus palabras sean transparentes.
(LO QUE QUEDA DE 2015)
J. Romeu