jueves, 22 de octubre de 2015

Filosofía de vida.

Tu fortaleza no está en defenderte de las críticas de los demás, sino que reside en estar por encima de ellas.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Cosas, caos y mujeres.

Tengo tantas cosas dentro que, al intentar soltarlas, se atropellan unas a otras. No soy capaz de poner orden en tanto caos, quizás y solo quizás, necesite de un desastre mayor. A ser posible que tenga nombre de mujer, por aquello de que en mi, desordenan pero ordenan a la vez. Y bueno, ya puestos a pedir por qué no ella, sí, ella. No sirve de nada engañarse, a veces duele más hacerlo que decirse la verdad. Por qué debería ocultar que te necesito, por qué tendría que autoengañarme diciéndome que ya no te quiero...
En fin, no sé cómo lo hago pero siempre y sin excepción, acabo hablando de ti, y de cuanto te necesito. Y sí, es un coñazo para mi también escribirte tanto, cuando en realidad lo que quiero es otro verbo que causa escalofríos y se escribe besar.

martes, 20 de octubre de 2015

En el metro.

Imagina que vas en metro. Miras a tu derecha y hay gente, miras a tu izquierda y hay gente. Entonces miras al frente y te ves reflejado en el cristal. Todos parecen estáticos, todos miran pero ninguno se mueve. Cierras los ojos y al abrirlos no hay nadie. Te invade esa sensación de angustia y soledad, y de fondo, en tu cabeza sonando esa canción   que revela una situación estresante y apocalíptica. Vuelves a cerrar los ojos pensando que todo es una alucinación por culpa de no haber dormido, pero al abrirlos de nuevo... Todo está a oscuras, negro y solo las pegatinas que brillan en la oscuridad indican la salida. Sales del metro a oscuras y caminas por uno de los pasillos que conectan dos andenes. Todo el mundo parece haber desaparecido, ni siquiera están los conductores del metro. Parece ser que todo se ha acabado y lo único con vida allí eres tú. De pronto, te das de bruces con una sala de control en la que aún hay luz y la puerta está abierta. Tu cuerpo te pide que entres, pero tu cabeza no sabe ni donde ir. En una de las pantallas de la sala descubres que ha pasado, ves como de pronto la gente se volatiliza, se evaporan sin dejar rastro alguno. Rompes a llorar lleno de desesperación y te preguntas por que no te ha pasado a ti. Te das cuenta de lo fácil que es para los que se van y lo duro que es para el que se queda. Miles de preguntas te rondan la cabeza: ¿Eres el único que no ha desaparecido? ¿Habrá alguien más?
Sales de la sala de control dispuesto a resolver todas tus dudas. Buscas la salida y saltas los tornos. De pronto estás en lo alto de las escaleras como si acabases de alcanzar la cima del Everest. Lo único que ves es miles y miles de coches parados como por arte de magia, la angustia te invade, y la incertidumbre te come poco a poco. Recorres cada calle en busca de alguna señal de vida. Pasas por delante de una cafetería y los cafés están aún humeantes, nada parece real. De repente  un pitido muy estrepitoso, como el de una alarma, resuena por todas las calles, llega tal punto que parece que resuena en tu cabeza. Caes al suelo de golpe, abres los ojos y ves a miles de personas mirándote asombradas. Te habías dormido apoyado en las puertas del metro.

domingo, 18 de octubre de 2015

Obsolescencia programada.

"Y así olvidé
lo que nunca tuvimos:
con la resaca de las copas
que no brindamos,
con las agujetas
de no salir corriendo
tras tus pasos,
afónico de callar
todo lo que no nos dijimos. "
-Rayden-

miércoles, 14 de octubre de 2015

Ya no.

¿Sabes? Creo que ya no la quiero. Y no es que no la quiera como amiga o como persona, sino que ya no la quiero como antes. Ya no quiero su cuerpo junto al mío, ya no quiero el olor de su pelo, ni sus manos y labios rondandome por toda la cara. Lo prometo, ya no la quiero, solo que a veces aparecen pequeñas sombras que me hacen recordar lo que la quería.
Ay, cómo la quería... La quería en cada momento, cada segundo, ya fuese bueno o malo( quee más daba todo, ella estaba ahí para afrontarlo conmigo). La quería físicamente, su cuerpo me atraía completamente, del mismo modo que lo hacía su mente, su imaginación, su inocencia, su mal humor... 
Ahora ya no la quiero así, ahora todo ha pasado al modo recuerdo, ese modo en el que las cosas pesan un poco menos pero siguen estando ahí. Casi casi como las sombras, casi no pesan, pero te siguen a todas partes y si miras atrás las ves y recuerdas cada detalle, cada puto momento, cada olor, cada sonrisa, cada mirada...
Menos mal que ya no la quiero como antes.

Algunas veces pienso que escribiendo se soluciona todo y, en cierto modo, es verdad, lo malo es que solo dura el tiempo que estés escribiendo.

martes, 6 de octubre de 2015

El primer beso.

Menudo momento ese ¿no?. Ese miedo a no estar preparado. Esos nervios antes de juntar labio con labio, saliva con saliva. Ese preciso instante justo antes del desastre, del caos absoluto. Esas ganas de besar más veces para conseguir repetir esa primera sensación. Esa melancolía hacia aquel beso.
Recuerdo mi primer beso y, se que sonará raro, pero no fue el mejor de todos. Irrepetible, si,pero el mejor ni por asomo
Nuestros dientes se chocaron, nuestros labios temblaban y las sonrisas brotaban a su antojo interrumpiendonos para poder respirar. Sin duda el mejor beso podría decirse que fue aquel entre lágrimas tuyas. Ese beso durante el cual ambos respiramos y que dejó claro las ganas que teníamos de fundirnos. Incluso triste sabías de maravilla. Venía a escribir sobre el primer beso, pero acabo escribiendo sobre los muchos otros que nos dimos( como siempre que escribo, empiezo con una y acabo con otra totalmente distinta).