Ahí la tenéis, miradla, miradla de arriba abajo. Coméosla entera, deboradla, acabad con sus entrañas. Comedle la boca, el cuerpo y también la espalda, sobretodo la espalda. Cogedla por la cintura y engullid toda su belleza, no saboreis nada, solo morded y tragad. Sin margen para la reflexión. Queredla, con todo el amor que tengáis dentro, con todas las ganas, con todo vuestro cuerpo. Haced lo que queráis con ella, hacedla de arriba a abajo, destruidla, reconstruidla, que por mucho que hagáis
no será ni mía, ni por supuesto vuestra.
SÓLO SERÁ SUYA, SERÁ SU ABSOLUTA DUEÑA, SU INTEGRA REINA.