lunes, 29 de febrero de 2016

Llamemos a las cosas por su nombre.


Eso es.
Somos el medio por el que se manifiesta lo transparente.  No sé si será gracias al lenguaje  o si el lenguaje no hace más que dejarlo patente.  
No sé cómo lo hemos hecho,  si nos eligieron o si surgió de repente.  No lo sé, pero somos la pantalla  en la que se ve lo transparente.  A veces está distorsionado,
a veces no se entiende,
pero así al menos se sabe
que está presente.

Es eso y no otra cosa
lo que debería preocupar a la gente,  lo que habría que estudiar
para entenderlo completamente.  
Eso es.
Por eso la poesía a veces duele.  No porque hable de amores perdidos  o de la muerte,
sino porque habla de cosas que creemos atrapar  pero que aún se nos resbalan y se pierden,  porque nos invita a creer,
pero aún le falta una prueba concluyente,  el verso que se pueda ver
aunque todas sus palabras sean transparentes.

(LO QUE QUEDA DE 2015)
J. Romeu

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