viernes, 28 de agosto de 2015

Recuerdos.

Tumbarme en la cama, con la luz apagada y pensar en todos los momentos que me han ido marcando. Es curioso, pero, si nos paramos a pensarlo, recuerdos que creíamos olvidaos aparecen en momentos así.
Por ejemplo, recordar veranos en la playa, con la bici de un lado para otro como un niño poseído. O las olas gigantescas a los 6 años, o los castillos de arena, o las siestas en la toalla con mi padre al lado y su sombrero en mi cara para taparme del sol, o los paseos por el puerto de la mano de los dos, o los cuentos antes de dormir, o el vaso de agua y el beso de buenas noches, o el "¿necesitas ayuda con algo?", o esas cenas en la terraza con la tele asomando por la ventana y sonando a todo volumen, o la noticia de que mis padres se separaban, o los veranos en el pueblo y la cura de heridas hechas con la bici, o las conversaciones profundas después de alguna fiesta en casa, o los soldaditos de plástico...  Hay tantas cosas, tantos momentos, tantos recuerdos que soy incapaz de escribirlos todos, algún día lo haré, algún día...

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