lunes, 9 de mayo de 2016

El síndrome de la hoja en blanco.

Llevaba ya un tiempo sin recurrir a ti para expresarme. Sí, me refiero a ti, impoluta y blanca hoja. Siempre dispuesta a escucharme, a dejarte escribir, a que me  vacíe en ti. Por eso hoy vengo no sólo a darte las gracias, hoy vengo con ganas de hacerte cosquillas con mis "comillas", desgastarte la sonrisa lentamente para volver a dibujarte una aún mejor. Como siempre nada más verme, te haces la dura, me rechazas con tú desprecio y haces que ninguna de las letras con las que te acaricio se pose en ti. Lo bueno es que es sólo al principio, en cuanto te han llovido unas cuantas palabras bonitas colocadas en el lugar indicado y con el punto exacto después de la coma, te dejas hacer a mi antojo.
(CONTINUARÁ)

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