domingo, 8 de marzo de 2015

Malditos Domingos.

Dejo atrás el pasado, salgo corriendo para que no me alcance de nuevo, no quiero verle otra vez. Y con todo y con eso, sigue doliéndome la vida porque aunque le deje atrás sigue estando ahí, te persigue de por vida y por mucho que intentes olvidar no se va de ahí, te sigue lentamente y normalmente te alcanza los domingos. Los Domingos en los que despiertas deseando que sea Sábado y te  pides cinco minutos más, le pides cinco minutos más a tu cabeza para que vuelva a dormirse, que obligue a tus ojos a cerrarse, que echen el cierre y no vuelvan a descubrir la triste y desoladora realidad. Se oye de fondo el despertar de los vecinos, el trajín que se traen para levantarse y ponerse en marcha, un nuevo dwia comienza, pero yo tengo ganas de que acabe ya. Es muy complicado levantarse de la cama un Domingo con sabor a Sábado, la cama te atrapa con sus finas y suaves garras llamadas sabanas, quienes te sumergen en un mar llamado cama, considerado como el más bravo de todos unas veces y otras el más tranquilo y apacible( se sobreentiende el por qué).  En definitiva, que hoy es Viernes y auguro que este Domingo va a doler como el que más.

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