jueves, 2 de marzo de 2017

La muerte.

En estas circunstancias, es habitual ver como los simples mortales acudimos a la literatura para intuir qué hay al otro lado del abismo, como si creyéramos que se puede cambiar así, tan fácilmente, la muerte real por la imaginaria, la muerte propia por la muerte de un ser literario (nótese cómo el autor utiliza con toda intención el término «simple mortal», en lugar de otros mucho más de su agrado como «simple vivaz» o cualquiera de similar carácter). Pues eso, que adoramos leer cosas de muertos porque así descubrimos que la vida sigue. A mí me gusta pensar también que algo trasciende cuando nos imaginamos muertos. Es decir, creemos que algo de lo que fuimos se queda flotando después de haber llegado al punto final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario